Dia 6 Cusco

Buenos días !! pues finalmente si que se puede diferenciar el mal de altura de todo lo demás. Ayer empezamos el día estupendamente, dando un paseo por la ciudad y viendo sus innumerables iglesias y plazas. Despacito, eso si. Porque a cuatro pasos que das y dos escalones que subes, empiezas a notar que el aire que respiras no es suficiente para obtener el mínimo de oxigeno necesario. Así que pasas a aspirar grandes bocanadas y en poco tiempo estas jadeando del esfuerzo de cruzar una calle o subir un par de peldaños. Así que ya sé lo que se siente cuando te haces mayor. 

Al ser domingo las calles bullían de gente, no solo turistas sino locales, yendo a misa, a los mercados o visitando las dos ferias que tuvieron lugar en dos placitas del centro. La primera de la asociación de orfebres de Cuzco, por lo que pude echar un vistazo a lo que se hace aquí en plata. Y la segunda era la feria de la alimentación, con platos de distintas regiones de Perú. 

Que gran oportunidad para comernos un conejillo de indias que aquí llaman Cuys o una Causa de pollo. Tengo que decir que la segunda mucho mejor que la primera. Llamadme exquisito, pero no me gusto el roedor (nótese mi cara de asco en la foto), aunque Myriam se lo comió hasta chupar los huesos. 

Y aquí es donde mi visita a la ciudad termina. No sé si un golpe de calor, una intoxicación de algún zumo o simplemente el maldito mal de altura, el caso es que tuve que retirarme a mis aposentos a pasar la tarde entre tiritonas, fiebre y visitas al señor roca. 

Afortunadamente solo ha durado un día y hoy me encuentro mucho mejor. A ver si ya nos hemos podido adaptar al mal de altura y el resto del viaje va sobre ruedas.

Hasta mañana